:Saludos familia Aquí nos encontramos de nuevo para continuar hablando de los Consejos
de Familia. Ese órgano de gobierno que solemos utilizarlo como ”cajón de
sastre” cuando no sabemos bien dónde ubicar algún tema a tratar. Permitidme
pues, que vaya al grano a la hora de definir un poco sus funciones y la correspondientes responsabilidades de los consejeros familiares.
Los
Consejos de Familia son el máximo órgano de gobierno de las “familias
empresarias”. Cinco son a mí entender las funciones esenciales de los Consejos
de Familia:
1.Profesionalizar a la familia como tal “familia
empresaria”
2.Garantizar la continuidad familiar a través de las
periódicas sucesiones.
3.Definir las normas de gobierno de la empresa
familiar.
4.Asegurar la cohesión familiar, evitando o
arbitrando ante conflictos.
5.Gestionar y acrecentar el patrimonio familiar
común.
Fíjense
que digo que los Consejos de Familia son el máximo órgano de gobierno de
las “Familias Empresarias”, no de las empresas familiares. Para mí, una
empresa es familiar porque detrás hay una familia empresaria, si no,
simplemente hay una empresa cuya propiedad la tiene una familia. Por
tanto, la primera función de un Consejo de Familia, es convertir a una familia
normal que es propietaria de una empresa, en una “familia empresaria”.
Segundo,
convertir a una familia normal en una “familia empresaria”, conlleva implantar
en esa familia un objetivo de continuidad intergeneracional. Tal continuidad
conlleva definir la familia que a futuro se quiere ser (no sólo la empresa que
se quiere tener). Esta función, fundamentalmente pedagógica en lo que refiere a
la transmisión del emprendimiento como valor (con todo lo que ello significa),
de ella es responsable el Consejo de Familia.
Tercero,
toda familia empresaria con vocación de futuro, para garantizarse dicho futuro,
ha de implantarse así misma unas normas que les permitan gobernarse
internamente. Es un secreto a voces que las familias que no saben gobernarse,
simplemente desaparecen.
Cuarto,
en toda familia empresaria las percepciones son variables y los intereses
cambiantes. Ante ello los Consejos de Familia tienen la responsabilidad de
implantar con tacto las normas que internamentey previamente han sido
consensuadas. Esta función, que en esencia es una función política, la han de
materializar los consejeros familiares y es de vital importancia para
garantizar la cohesión y continuidad intergeneracional.
Quinto,
las familias empresarias perduran porque les unen sus intereses, no sólo sus
afectos, por lo que es conveniente no olvidar nunca la generación, gestión y
acrecentamiento de un patrimonio familiar común más allá de la empresa en
cuestión. Si sólo nos preocupamos de las empresas, éstas como mucho sólo
acabarán interesando a quienes trabajen en ellas.
Dicho
todo lo anterior, he comprobado que a las familias empresarias con las que
trabajo, cuando tales ideas les quedan claras, no solamente entienden mejor las
esenciales diferencias funcionales de los Consejos de Familia y de Administración,
sino que captan con más claridad el valor y trascendencia de los Consejos de
Familia, como garantes de la cohesión de sus familias y continuidad de sus
empresas familiares
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